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El dolor (y cómo salir de él) es una pregunta que motiva mi obra.


La pregunta no refiere al dolor físico, sino a aquellas cosas que nos marcan en la vida dejando una herida abierta que nos condiciona en el día a día, en nuestras relaciones, en cómo encaramos la vida.


¿Qué hacer con ese dolor? ¿Cómo vivimos con el recuerdo de lo que pasó y no podemos cambiar? ¿Con lo que pasa y de lo que no podemos deshacernos?


La puesta en materia de esa herida y su proceso de cierre es a la vez un proyecto, un deseo y una esperanza que acompaña la búsqueda cotidiana de ser un poco más feliz.


La arcilla es un material muy dúctil para trabajar esta imagen y a su vez su proceso químico de transformación remite a la alquimia que debemos realizar en nosotros mismos. 


Atravesar el fuego, y convertirnos en otros, sin dejar de ser nosotros mismos. Pero fortalecidos. La arcilla pasa de lo maleable a lo resistente. Y esa trasformación es para siempre.

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